Texto: Diana
Manzo / Página 3 / El Muro / ItsmoPress
OAXACA,
OAXACA.- Esos ojos negros hablan más que
la voz que expresa la palabra. Emelia habla de la justicia, como un valor moral
que aún no llega para calmar la violencia que viven las mujeres triquis como
ella. Su anhelo es la “unificación” de un pueblo indígena llamado San Juan Copala que desde hace mucho que no vive la paz social.
En 2006 –el
año del movimiento popular magisterial de la Asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca–, resurgió la violencia en esta comunidad indígena de la mixteca alta de
Oaxaca.
Desde
entonces las mujeres triquis han sido “botín de guerra”, explica Emelia.
Apunta: “las mujeres” son ahora las que negocian y las que también han
desaparecido en esta disputa por territorio.
Este pueblo
indígena existe y resiste en una superficie aproximada de 500 kilómetros
cuadrados.
Así lo narra
la investigadora Susana Flores López, del Centro de Investigación y Estudios
Superiores en Antropología Social, en su texto “Desplazamiento Interno Forzado
en San Juan Copala: ¿desindianización triqui?”.
De los 64
grupos étnicos que hay en México, 18 habitan en Oaxaca. Son mixtecos,
zapotecos, mixes, chatinos, chinantecos, huaves, mazatecos, amuzgos, nahuas,
zoques, chontales de Oaxaca, cuicatecos, ixcatecos, chocholtecos, tacuates,
triquis, afromexicanos de la Costa Chica de Oaxaca y, en menor medida,
tzotziles.
“Es común
escuchar hablar sobre los triquis como ‘gente sin razón’, ‘bárbaros’,
‘mercenarios mata familias’, en las comunidades vecinas: Juxtlahuaca, Putla y
Tlaxiaco. Pero desconocen que existió un proyecto de autonomía. Sólo saben que
por allá matan y aconsejan no acercarse a la comunidad”, dice la investigadora.
La activista
y defensora de los derechos humanos proviene del Movimiento Unificador de Lucha
Triqui (MULT), organización que fundó Heriberto Pazos, asesinado en el 2005.
Ella explica que los triquis ya no soportan la violencia generada por la
disputa de territorio porque, según dicen, “hay yacimientos importantes de
metales preciosos”. Esto sólo ha generado muertes, desapariciones y
desplazamiento.
Emelia
reafirma que el MULT, a pesar de lo que digan, ha demostrado que no busca
adueñarse de territorio sino ser resiliente. Ello, a 13 años de un sinfín de
conflictos territoriales. Entre los principales grupos con los que el MULT
tiene conflictos están el Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente
(Multi) y la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort).
Emelia deja
caer lágrimas cuando recuerda a sus primas Daniela y Virginia.
Las hermanas
Daniela y Virginia Ortiz Ramírez, de entonces 14 y 19 años, desaparecieron el 5
de julio de 2007. Uno de los años con mayor conflicto entre las organizaciones
de la región.
Desde hace
12 años no las ve. Se esfumaron de la faz de la tierra. Pero lo que más cala a
Emelia es la falta de sensibilidad de las autoridades oaxaqueñas, quienes,
señala, le han brindado un acceso a la justicia a medias.
–¿Por qué a
medias?
–Imagínate,
nos cambian cada que quieren al abogado de oficio, y eso significa volver a
iniciar la investigación. No hay traductor, nosotros apenas y podemos
pronunciar palabras en castellano, porque nuestra lengua es el triqui. Entonces
cuando llega mi tía o los testigos, simplemente no hay oportunidad de hablar.
A Emelia le
da pena pero lo comparte “la diferencia” que la autoridad de justicia hace
cuando los recibe para una diligencia o queja.
“Por ejemplo, cuando llegamos a las instalaciones
de la Fiscalía General de Justicia de Oaxaca nos reciben sin importancia, no
nos dan el lugar que merecemos, y vemos que a otras personas los reciben en sus
cubículos climatizados. A nosotros nos dejan esperando horas, tal vez porque
‘pecamos’ de no hablar correctamente el castellano, o quizá porque vestimos con
nuestra vestimenta tradicional, que es nuestra cultura. Tal vez eso sea”,
señaló.
Para calmar
el dolor de los más de 4 mil 800 días de violencia que ha vivido en su natal
San Juan Copala, Emelia eligió la sororidad y resiliencia. Recientemente
colaboró con las mujeres que huyeron de “ojo de agua” como desplazamiento
forzado y que desde hace varias semanas no han vuelto a pisar su hogar.
“A nosotros
los indígenas nos ven como bichos raros, cuando vestimos con nuestro atuendo y
cuando hablamos también. Pero en esta guerra donde vemos a diario violencia,
muerte y desplazamiento no nos queda más que seguir y luchar, porque nuestro
anhelo pacifista es unificar, sólo eso”.
*Esta
investigación es resultado del programa Refugio Temporal para Periodistas en
Riesgo del área de Libertad de Expresión de la Red de Periodistas de a Pie. Fue
realizada por el colectivo Ensamble de Oaxaca, que agrupa a los medios Página
3, El Muro e ItsmoPress
Cortesía de
https://piedepagina.mx/