¡Vaya forma de hacer historia!


Por José de la Paz Pérez 
Publicado originalmente el 28 de agosto de 2018 
Parecía sólo un eslogan de campaña, pero al final del proceso electoral de 2018, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en efecto, hizo historia al encabezar un movimiento que concluyó, después de dos intentos anteriores fallidos, en un triunfo no sólo contundente, sino inesperado para una parte de los votantes, en el cual estuvieron en peligro de perder su registro partidos como PRI, PRD y el PAN, lo que sí hubiese sido épico.
“Juntos Haremos Historia”, decían cuando buscaban el voto… y la historia se hizo, de hecho, se rescribió a partir de la hazaña del pasado 1° de julio que quedará inscrito en los anales como uno de los parteaguas en la vida democrática del México contemporáneo, claro, junto al triunfo de Vicente Fox en el año 2000, cuando por vez primera se derrota al PRI en elección del Ejecutivo federal.
Ya en 2006 AMLO había intentado la hazaña de ser el primer presidente de la República emanado de un partido de izquierda (entonces fue por el PRD), pero perdió contra Felipe Calderón Hinojosa; en 2012 insistió, también con el PRD, pero le ganó el actual presidente, Enrique Peña Nieto.

PODER, AMBICIÓN E INGRATITUD

En los dos comicios en que participó con la bandera del Sol Azteca, el efecto AMLO ya había hecho de las suyas: si bien no se lograba la presidencia de México, sí se obtuvieron triunfos merced al que encabezaba el proyecto a nivel nacional, desde regidurías y alcaldías, hasta diputaciones locales y federales, incluso senadurías perredistas.
De alguna manera, el PRD ya no era el partido de oposición debido a que se encontraba en el mapa político nacional como parte del poder; y a la postre, AMLO seguía siendo el único opositor, lo que derivó en que quienes antes le siguieron y creyeron en su proyecto, pero que ahora estaban del otro lado, le dieran la espalda y decidieran acomodarse a las mieles que da el estar del lado del gobierno.
El “poder para servir”, se convirtió en “poder por el poder” entre una gran cantidad de perredistas que sufrieron esta metamorfosis, y que ahora tenían en la ambición un nuevo aliciente para seguir en la política sin importar los señalamientos de ingratitud que recibieron incluso de compañeros de partido.
AMLO abandonó el PRD, fundó Morena, partido al que se le sumaron líderes solaztequistas que no estaban de acuerdo con aquello en que habían convertido a su instituto político, y que seguían creyendo en la propuesta de gobierno de López Obrador.

LA HISTORIA SE HIZO

La tercera fue la vencida. ¡Y de qué forma! Aunque todas las encuestas apuntaban a que AMLO sería el ganador de la contienda, hasta el último momento hubo analistas que esperaban una sorpresa de último momento: que metiera las manos el gobierno federal de manera descarada, que el PRI perfeccionara sus métodos para llenar las urnas, etc…
Los vaticinios no sólo se cumplieron, sino que trajeron beneficios colaterales: ganaron muchos, muchísimos diría, candidatos que ni eran conocidos ni hicieron campaña política, sino que siempre estuvieron a la sombra de lo que pudiera darles el efecto AMLO por añadidura.
Es posible que la falta de despliegue estratégico no haya sido posible debido a la falta de recursos económicos pues, como partido emergente que competía por vez primera en comicios federales, las prerrogativas eran muy limitadas.
Candidatos desconocidos y sin promoción electoral, pero triunfadores, ¡eso sí es hacer historia!

CASO GUERRERO

Félix Salgado Macedonio es uno de esos casos que la gente comentaba en el sentido de que no hizo campaña, aunque ni falta le hacía, pues su popularidad es de sobra conocida; pero por otro lado, en el caso de Nestora Salgado, quien perdió en su municipio, Olinalá, pero aún así logró el triunfo, podemos decir que se trató de un beneficio de “rebote” en el segundo caso. Ambos personajes son senadores electos.
Manuel Añorve Baños, del PRI, se coló a la Senaduría de “panzazo”.
En la lista de diputados federales electos encontramos de todo: algunos desconocidos y otros que, de ser perredistas, decidieron sumarse a Morena, y ganaron; y uno, el único que no era morenista, pero ganó.
En el Distrito 1 de Tierra Caliente, obtuvo el triunfo el ex perredista Víctor Adolfo Mojica Wences; en el 2 de la Zona Norte, Araceli Ocampo Manzanares; en el 3 de Costa Grande, María del Carmen Cabrera Lagunas; en el 4 de Acapulco urbano, Abelina López Rodríguez; en el 5 de La Montaña, Javier Manzano Salazar.
La excepción: En el Distrito 6 de Chilapa, Raymundo García Gutiérrez  se alzó triunfante como el único que no era de Morena, sino de la coalición PRD-PAN-MC.
La lista la completan: en el 7 de Chilpancingo, Carlos Sánchez Barrios; en el 8 de Costa chica, Rubén Cayetano García y, en el 9 de Acapulco rural, María del Rosario Merlín García.
En tanto, el Congreso local de Guerrero quedó conformado por una mayoría de Morena, lo que deja en una situación incómoda al gobernador, Héctor Astudillo Flores, quien en la primera mitad de su gobierno seguramente estuvo acostumbrado a enviar iniciativas con la seguridad de que serían aprobadas porque el PRI y sus aliados habían dominado hasta antes de la entrada de los nuevos legisladores.
AMLO también hizo posible el triunfo de muchos alcaldes en la entidad, en su mayoría, desconocidos, y formarán parte de cabildos –como regidores y síndicos- muchos que ni siquiera soñaron con lograr esas posiciones, y ni trabajaron para lograrlo.
Pero así fue el efecto AMLO, quien fundó Morena, presidió el partido, encabezó el movimiento electoral, resistió inercias, guerra sucia, y al final ganó… e hizo ganar a quienes creyeron en él y lograron registrar sus candidaturas.
AMLO ya hizo su parte en la historia. Ahora, al resto de los mexicanos nos toca hacer la nuestra.
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