Acapulco y la crisis de antaño



José de la Paz Pérez 


“Acapulco está en crisis; cada vez menos visitantes extranjeros llegan; los nacionales sólo sostienen pero no pueden repuntar al puerto; las autoridades nos tienen abandonados; no hay suficiente promoción”.

Artículo publicado originalmente el 14 de septiembre de 2018

Son palabras que se escuchan desde hace más de un par de décadas en el medio turístico ante la inminente caída del número de visitantes de alto poder adquisitivo al puerto; los empresarios de la “industria sin chimeneas” reparten culpas pero no reparan en su propia actuación hacia los turistas que llegan a caer en sus garras, así, literal.
Si bien es cierto que los esfuerzos de las autoridades del ramo no han sido lo deseablemente efectivas para mejorar la imagen del llamado Paraíso de América, también lo es que los problemas de inseguridad no permiten ofrecer una casa en orden y limpia a los visitantes.
Los altos costos de una autopista México-Acapulco que, además, luce todo el año con severos daños desde su inauguración, son otro tema aparte que nadie ha querido atender a fondo.
Pero también hay que señalar que los empresarios han dejado de hacer lo propio.
No son pocas las quejas de turistas en el sentido de que sufren abusos en establecimientos como hoteles o restaurantes: no les respetan reservaciones ni precios, sobre todo en las temporadas altas, puentes y fines de semana, es decir, en los días de mayor afluencia.
En el caso particular de los restaurantes, en Puerto Marqués, por ejemplo, existe la queja recurrente de que meseros presentan dos cartas con distintos precios: los más bajos cuando toman el pedido y los más altos a la hora de cobrar; esto es sólo por citar un ejemplo.
Las cosas malas que suceden en Acapulco se convierten en publicidad negativa –y gratis- para este destino turístico; las cosas buenas, aunque mediante una recomendación de boca en boca funciona como una forma de publicidad también gratis, pero en menor proporción.
Por eso preguntamos: Aparte de quejarse, ¿qué han hecho los empresarios del turismo por Acapulco aparte de degradar su imagen?
Lo que pasa es que desde hace años a los turisteros les ha ido menguando la imaginación; en un principio, el entusiasmo de hacer de este lugar el favorito del mundo rindió frutos y alcanzó fama mundial como destino favorito de artistas, lunamieleros, etc… pero entonces la competencia era escasa; hoy la realidad es distinta.
No supimos competir contra nosotros mismos; no supimos atacar nuestras propias deficiencias, menos vamos a competir contra lugares como Cancún, por citar un lugar en México, y ya ni digamos contra ciudades europeas.
Ahora Acapulco es un destino de temporada y de chilangos (no lo decimos peyorativamente); los prestadores de servicios turísticos se preparan para Semana Santa, las vacaciones de Invierno o las de Verano, o bien los “puentes” creados por ley en México.
Y esta realidad es la que podría haber ocasionado que nuestros turisteros intenten sangrar por todos los medios los bolsillos de los paseantes, aunque sea la primera y última vez que los veamos por aquí.
Por otra parte, no hay imaginación de quienes reciben altos presupuestos para mejorar la imagen; Acapulco es un lugar de playa y antros. Y hasta ahí.
Vemos en las noticias que secretarios de Turismo viajan al extranjero para aprender cómo se maneja el turismo en lugares como Brasil, España, etcétera, pero regresan como se fueron, bueno, sólo con algo de bronceado, porque si de algo sirvió el viaje fue para pasear y comprar souvenirs. Las playas de Acapulco siguen igual de aburridas.
Vemos en la TV o en Internet esos lugares que visitaron nuestros funcionarios con eventos constantes, concursos, programas en vivo de televisión, radio o Internet, y muchos atractivos cuyo límite sólo lo da la imaginación; pero aquí, en Acapulco, no se ve esa imaginación.
¿Qué quiere la gente? Con un estudio de mercado –que hace años no efectúan- en menos de un año sabríamos por qué no viene el tipo de turista que antes venía, así como el perfil de quienes son fieles a este lugar aún cuando no los sabe tratar, y con este y otros datos estaríamos en condiciones de planear a mediano y largo plazo las acciones para levantar la imagen de esta ciudad que nos ha dado mucho y le hemos retribuido menos.
Con la llegada del nuevo gobierno municipal a Acapulco se habla de la probable reinstalación del Consejo Consultivo de Turismo, aunque hay que recordar que antes de su desaparición sus sesiones se habían convertido en foros de quejas y no de propuestas para definir políticas de turismo, como debe ser; lo recordamos sólo para que sepan lo que no se debe hacer si aterriza la propuesta.

ARTÍCULO PUBLICADO ORIGINALMENTE POR EL AUTOR EN LA JORNADA GUERRERO
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