¿Chairos VS Conservadores?


José de la Paz Pérez  

Cuando se desarrollaban las campañas federales en 2018 se desató una guerra de descalificaciones entre quienes promovían a Andrés Manuel López Obrador y a otras opciones; me di cuenta que en ese debate algunos comenzamos a atacarnos de manera personal, aun entre amigos, al defender nuestras preferencias electorales.
La discusión pasó de la política a la vida privada, y decidí salirme del debate, no volví a debatir, sólo di mi apoyo a AMLO porque creía en él.
Una vez que comenzó el gobierno de López Obrador manifesté mi deseo porque le vaya bien para que le vaya asimismo a México, y en ese tenor le seguí dando mi voto de confianza, misma postura mantengo actualmente.
De pronto sentí como si las campañas aún continuaran: ataques por un lado y defensa por el otro hacia el Presidente. Y me vi envuelto en la polémica poselectoral y respondía algunos ataques que en redes sociales se daban en contra de la presente administración federal.
Entre quienes discrepaban de AMLO había algunos conocidos, e incluso amigos, con quienes comencé el debate, seguí con la polémica y terminé contagiado de esa pasión que te da el defender tus ideales, pero así como recibí insultos, también los manifesté.
Ya pasó más de un año del cambio de gobierno y las descalificaciones de un lado y otro no tienen para cuando terminar. 
Ante este panorama, he decidido no polemizar ya con nadie respecto a mi visión de país y el de los demás; sé que todos tenemos derecho a pensar como queremos aunque nos equivoquemos; de hecho, tenemos derecho a equivocarnos.
Por eso me cansé de esta dinámica en donde mis amigos de pronto parecen mis enemigos cuando, en realidad, no lo son; sólo piensan diferente respecto a un tema: el político, y seguramente coinciden conmigo en otros que también son importantes.
Mientras el país, y el mundo, se debate entre la vida y la muerte en esta lucha contra el Covid-19, creo que son tiempos de unidad, no de discusiones estériles de si somos Chairos o Conservadores o seguidores de tal o cual partido.
Ante todo somos amigos, hermanos y mexicanos, y esperamos salir pronto de esta contingencia para volvernos a abrazar. Eso es lo más importante.
Si ofendí a alguien en esta defensa que hice del proyecto de nación de Andrés Manuel López Obrador, ofrezco sinceras disculpas.
Aún confío en AMLO, y si me llaman Chairo es lo de menos -porque daña más lo que eliges sentir y no lo que te digan-, aunque esto no signifique que confíe en el partido del cual emanó y en donde habrá personas que no tengan el mismo compromiso con el país. Vaya, para mí no es asunto de partidos.
Seguiré apoyando al Presidente desde mi humilde trinchera, pero sin controvertir con nadie; de hecho, hace un par de días he dejado de hacerlo y me he sentido bien por no tener que responder críticas que considero injustas, porque ahora sé que de acuerdo a como les va así opinarán, los entiendo, no los justifico, pero los entiendo.
Finalmente la historia pondrá al actual gobierno en su lugar, y nadie tiene derecho a echar las campanas al vuelo, pero tampoco a ser agorero de las desgracias. Pero igual, están en su derecho de hacerlo.
A unos les gustará, a otros no, pero así es el mismísimo mundo en el que hemos vivido desde antes de que existirán las redes sociales.
Sí, todos somos libres de contar nuestras historias; sí, nuestras muy particulares historias.

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