Por José de la Paz Pérez
Hace escasos días falleció el actor y comediante Héctor
Suárez, quien a través de uno de sus programas de televisión más exitosos, “¿Qué
nos pasa?”, desnudó parte de la idiosincrasia mexicana, de lo que ocurre no sólo
en el ámbito político sino incluso en la intimidad de los hogares de la gente
como uno.
¿Qué nos pasa?, me he preguntado una y otra vez y, hoy 7 de junio
en que se conmemora el Día de la Libertad de Expresión, fecha que los
periodistas hemos adoptado como propia, me lo volví a preguntar.
Durante el segundo foro de comunicadores efectuado en
Acapulco en la era moderna, y primera vez que se hace de manera virtual -vía Zoom-, coincidieron los asistentes en un
tema: exigir a la Fiscalía del Estado de Guerrero el esclarecimiento de la
desaparición de Víctor Fernando Álvarez Chávez, conocido también como Apontito,
quien según la autoridad está muerto.
Y en caso de que se
demuestre que está sin vida, la exigencia es su esclarecimiento, dar con el o
los culpables, de acuerdo a lo que expusieron la Asociación Nacional de Locutores,
delegación Guerrero; el Club de Periodistas de Guerrero AC, el Frente de
Periodistas de Guerrero Juan R. Escudero, la Asociación de Periodistas
Francisco Zarco del estado de Guerrero AC, entre otros comunicadores
organizados e independientes.
En la anterior
postura coincidió el dirigente en Acapulco del SNRP en Acapulco, Ernesto
Caballero Zamora, mediante un video mensaje hecho circular en las redes sociales.
Es decir, coincidencias
en un tema circunstancial, pero no en el de fondo, en la prioridad a la que nos
debería llamar un día como éste y todos los días de nuestra ocupación como
periodistas: la unidad.
Y no es que sea poca cosa que todos unamos nuestra voz para
pedir, en efecto, justicia para nuestro compañero y su familia, sino que la
unidad debería ser una forma de vida de los comunicadores, así como se puede
dar entre abogados, médicos, y muchos grupos organizados.
Pero sucede que en el diario acontecer nos estamos atacando
o discriminando, nos estamos sintiendo superiores a los demás, envidiamos a
quien le va bien, y al que le va mal lo ignoramos; decimos que fulano o sutano
no es periodista, como si tuviéramos una vara para medir quien sí y quien no,
sugerimos al político que lo saque del convenio o que se lo rebaje porque no
tiene seguidores en su Fanpage o visitas en su portal de noticias.
Pero cuando muere un compañero nos desgarramos las
vestiduras exigiendo, y exigiendo, y exigiendo a la autoridad. Y repito, antes de que se malinterprete, no es que esté
mal exigir justicia, sino que no deberíamos esperar una desgracia para manifestar
una unidad que, en esta circunstancia, pudiera parecer ficticia… y hasta
oportunista.
En el primer foro, efectuado en las instalaciones de la
Universidad Americana de Acapulco hace un año exactamente, lo manifesté e
insisto: mientras cada quien jale por su lado, mientras cada quien cuide un
convenio en perjuicio del compañero, mientras vendamos nuestro criterio y no
espacios en medios, los periodistas estaremos desamparados, a merced de quien
maneja los presupuestos, ¿por qué?, porque aunque tengamos compañeros en
posibilidad de apoyarnos, no lo harán, o no lo haremos cuando nos toque estar en el lugar donde se toman las
decisiones.
¿Libertad de expresión? No, no la hay en estas circunstancias, es una ficción, y mientras no estemos realmente en armonía, nunca la obtendremos.
¿Por qué? Porque en la realidad, en la práctica, en el día a día, no hay tal solidaridad.
Hay que decirlo: la palabra unidad la conocemos, pero parece que no; la utilizamos, pero no la
practicamos. Es muy buena para ponerla
en un discurso, abusar incluso de su uso, ¿no es lo que hemos llegado a
criticar en políticos?, ¿dónde está la congruencia entre lo que decimos y
hacemos?
En este segundo foro se reconocieron trayectorias de
compañeros: José Antonio Rivera Rosales, Fanny Karina Obé Hernández, Ignacio
Hernández Meneses, Rosalba Ramírez Hernández y Emilio Bustos Aguilar. Bien,
excelente por ese galardón “de periodista a periodista”; me uno sinceramente a
las felicitaciones de estos estimados colegas.
No pude asistir a la
sesión virtual y eso me dejó una insatisfacción y una obligación de
ofrecer disculpas a quienes sí asistieron. Aquí lo hago.
Compañeros organizados e independientes:
Mientras estemos desunidos, porque lo estamos, seremos
débiles sin importar qué tan grandes periodistas nos sintamos como individuos y,
repito lo que dije hace un año: si nos uniéramos de verdad, no sólo seríamos
fuertes, sino invencibles. Así nomás.