Contexto Político: Mario Moreno y las bases del PRI en Guerrero

Por: Efraín Flores Iglesias


La elección de gobernador en Guerrero, está a la vuelta de la esquina. Los dirigentes partidistas y los aspirantes a suceder a Héctor Astudillo Flores en el cargo, andan muy activos construyendo alianzas y estableciendo compromisos.

El PRI, por ejemplo, logró lo que a finales de los años 90s y a principios del siglo XXI era impensable: concretar una alianza electoral con el PRD.

El pasado 10 de noviembre, los dirigentes estatales de dichos institutos políticos, Esteban Albarrán Mendoza y Alberto Catalán Bastida, respectivamente, acudieron a las instalaciones del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), para presentar su solicitud de registro de candidatura común para la elección de gobernador.

Días antes, el PRD eligió a Evodio Velázquez Aguirre como su propuesta al gobierno de la entidad, al desplazar de la contienda interna a Carlos Reyes Torres, quien en un acto de madurez política reconoció que los resultados de la encuesta aplicada a finales del mes de octubre, no le favorecieron.

El PRI no ha definido aún a su gallo. Pero es muy probable que antes del 10 de diciembre se dé a conocer el nombre del afortunado, y que se medirá en una encuesta con el perredista Evodio Velázquez.

De acuerdo a Esteban Albarrán Mendoza, dirigente del tricolor en la entidad, solamente hay tres aspirantes: Mario Moreno Arcos, Manuel Añorve Baños y Héctor Apreza Patrón. Los tres tienen una amplia trayectoria política y experiencia en la administración pública.

Lo cierto es que Mario Moreno es el aspirante más competitivo, ya que ha ganado seis elecciones consecutivas en las urnas.

Mario Moreno ha sido primer síndico procurador del Ayuntamiento de Chilpancingo (1996-1999), diputado local (LVI Legislatura), dos veces presidente municipal de Chilpancingo y dos veces diputado federal (LIX y LXI Legislatura).

Y ha ganado elecciones en escenarios totalmente adversos para el PRI, tal como ocurrió en 2005 y 2012, años en que la izquierda electoral se alzó con el triunfo en varios municipios bajo la sombra de Zeferino Torreblanca Galindo y Andrés Manuel López Obrador.

¿Y cuál es la fórmula que utiliza Mario Moreno para ganar en las urnas? Muy simple: su humildad y cercanía con la gente, su capacidad de gestión y ser un político de retos y compromisos.

En 2015, Mario Moreno levantó la mano para ser candidato del PRI a la gubernatura. No fue el ungido, pero se disciplinó y apoyó decididamente la campaña de Héctor Astudillo.

Además de tener experiencia legislativa y administrativa, también ha sido delegado de su partido en varias elecciones, no sólo en Guerrero, sino en otras entidades de la república (verbigracia Jalisco y Tlaxcala).

De acuerdo al Dr. Andrés Valdez Zepeda en su libro “El arte de ganar elecciones: Marketing del nuevo milenio”, en política, no basta sólo con ser conocido por los militantes de un partido y por la sociedad. Lo más importante, es también ser reconocido: reconocido por el trabajo realizado, reconocido por la congruencia en las acciones, reconocido por la disciplina con el partido, reconocido por el talento y capacidad, reconocido por su compromiso político y por su sensibilidad con las mejores causas de la sociedad.

En efecto, un político que es conocido y reconocido por la militancia y por la sociedad tiene amplias posibilidades no sólo de ser postulado a un cargo de elección popular, sino de ganar la contienda.

Insisto, Mario Moreno es un personaje reconocido por su trabajo y compromiso social.

En las giras que ha realizado en las siete regiones de la entidad ha sido evidente la buena aceptación que tiene, no sólo de la militancia priista, sino de gente de otros partidos políticos. 

El PRI tiene la oportunidad histórica de postular como su candidato a la gubernatura en 2021 a un personaje que proviene de la cultura del esfuerzo, que es respetado por líderes de otras fuerzas políticas y que ha demostrado resultados como representante popular y operador político.

Si el PRD aceptó firmar un convenio de candidatura común con el PRI es para llevar a un candidato con perfil ganador y que no arrastre muchos negativos; un candidato que sume y no reste; un candidato que genere confianza entre los ciudadanos y que no lo distinga la soberbia.

La elección no está decidida aún. Tal vez las encuestas no favorecen en este momento al PRI, pero también es claro que Morena no es invencible. 

Quien afirme que la elección ya la tiene ganada Morena, incurre en un grave error. Recordemos que del plato a la boca, se cae la sopa.

Si el PRI realmente quiere retener el poder en Guerrero tendrá que elegir a su mejor soldado para la madre de las batallas que se avecina, porque si elige al que más negativos tiene y que no ha sido exitoso en las urnas, sería una derrota anticipada, en el que se llevaría entre las patas al PRD.

Lo lógico es que el PRI encabece la candidatura a gobernador, porque es el que gobierna actualmente la entidad, y que el PRD postule a uno de sus cuadros para la Alcaldía de Acapulco, a alguien como el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, un personaje popular y competitivo en las urnas.

Veremos si el PRI escucha el sentir de su militancia y postula como su candidato al ex alcalde de Chilpancingo y que recientemente renunció a la Secretaría de Desarrollo Social estatal. Son tiempo de definiciones. 

ENTRE OTRAS COSAS… Al que le está lloviendo sobre mojado, es al soberbio y engreído alcalde de Chilpancingo, Antonio Gaspar Beltrán.

Resulta que los inconformes con su desaseada, insensible e inepta administración, ya no le protestan solamente en el Palacio Municipal, sino que han trasladado sus demandas hasta su domicilio particular. ¡Zas!

Ya ni a Marco Antonio Leyva Mena –su predecesor– le protestaron afuera de su domicilio, y eso que fue considerado como el peor presidente municipal de la historia de Chilpancingo.

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