Radiografía de Pablo Amílcar Sandoval, un junior que nació en la izquierda

*A Pablo Amílcar lo han acusado de fraude académico y de no hacer una debida declaración patrimonial, ello es irrelevante comparado con la revisión de su trayectoria de no lucha y de no construcción de ningún proceso social

En las biografías de los luchadores sociales, encontramos siempre acciones que expresan desde la niñez la existencia de genes revolucionarios. Los verdaderos líderes políticos se van forjando a la par con el desarrollo de la sociedad. Pero Pablo Amílcar es un caso atípico, a pesar de que debió heredar los genes de su abuelo, los desechó y muy tarde se dio cuenta que podía explotarlos.

A Pablo Amílcar lo han acusado de fraude académico y de no hacer una debida declaración patrimonial, ello es irrelevante comparado con la revisión de su trayectoria de no lucha y de no construcción de ningún proceso social; más todavía, dejar a su partido despedazado, brincar al Congreso Local con trampas y dejando dividida a la fracción morenista, para luego fungir como Delegado Federal con un papel gris en el cual solo sobresale su alianza con el Gobernador y su menosprecio al pueblo. 

Veamos pues la trayectoria de alguien que cree merecer ser el gobernador del pueblo guerrerense.


1.- Su llegada a Guerrero.

A finales de octubre de 2014, en la víspera de las elecciones para Gobernador en 2015, Pablo Amílcar trabajaba en la CDMX y ni siquiera era afiliado a MORENA. César Núñez, propuso como terna para la candidatura a Rubén Cayetano, Irma Eréndira Sandoval y a un externo que en este caso fue el reconocido Dr. Arquímedes Morales de la UAGro. Irma Eréndira no tenía ningún nexo con Guerrero, pero era esposa de John Ackerman, un reconocido académico muy cercano a AMLO; ella manifestó que no podía ser candidata porque en ese entonces se encontraba en Francia terminando sus estudios de Maestría, pero a cambio proponía a su hermano menor. 

Pero antes de ello, hubo una decisión en el Consejo Estatal de que quien representara a MORENA tenía que ser fundador, ello molestó a Irma Eréndira y tubo que declinar, así lo hizo también el Dr. Arquímedes, quedando como candidato único Rubén Cayetano.

Pero el Consejo Estatal y la Dirigencia Nacional menospreciaron al candidato que sí tenía trayectoria y había recorrido todo el proceso que dio lugar al partido MORENA. Así, se opta por Pablo Amílcar, candidato de muy bajo perfil, gris, terso, desencanchado de la lucha social y política. César Núñez le pide a Rubén Cayetano que

decline y ello inconforma a la militancia; finalmente Rubén tiene que declinar haciendo un llamado a la unidad. Fue en esta coyuntura cuando aparece venido del EDOMEX un supuesto profesional electoral para apoyar a la campaña de Pablo Amílcar, se llama Luis Enrique Ríos Saucedo, fiel comparsa y supuesto asesor.


2.- La candidatura fallida.

Los resultados de la elección quedaron a la vista. Un candidato desinteresado, sin carisma y desconocido, estaba destinado al fracaso. Eso de venir solo los fines de semana a cumplir con la agenda que su equipo cercano le elaboraba, además de atender desde su hotel o en los restaurants a la militancia, eran las características de un candidato que no tenía la disposición de dar la pelea. Los resultados fueron pírricos, de una votación estatal de 1,302,967 descontando los nulos, el abanderado de morena solo obtuvo el 2.77% de votos muy por abajo del PT. Más triste estuvo con el voto rural, en donde por no acudir, solo logró una votación de 21,347 empadronados.

En el 2018 el hoy Presidente AMLO obtuvo una votación total del 66.89% mientras que el voto rural le favoreció con 424,592 electores, nada que ver cuando existe un candidato que se

conecta con el pueblo. Por ello, eso de decir que fue el candidato más valiente, el único que se tiró al ruedo cuando nadie quería, es un ardid para borrar todo vestigio de que fue un candidato impuesto.


3.- El control de Morena.

Después de la derrota viene la calma y la necesidad enfermiza de controlar a Morena. En octubre de 2015 se tenían que cambiar los órganos internos del partido y como Pablo Amílcar ya se sentía el dueño, maniobró para que su asesor importado del Edomex Luis Enrique fuera el Presidente del Consejo Estatal y él mismo el

Presidente del Comité Estatal. A partir de aquí Morena entró en una etapa gris con dirigentes nadando de a muertito, al fin que tenía el aval de AMLO por medio de su cuñado el Dr. John Mill Ackerman Rose, quien era el verdadero operador cuando AMLO acudía a Guerrero, hasta los gafetes decidía a quien proporcionar. 

Desde finales del 2015 hasta el 2017 Pablo Amílcar operaba desde los hoteles, nunca tuvo casa y solo acudía a medio cubrir la agenda que le preparaban para los fines de semana, con una característica peculiar: nunca contestar el teléfono a la gente de a pie.

En la víspera de las elecciones del 2018 había que impulsar un trabajo titánico. Constituir en todo el estado los Comités de Base de protagonistas del cambio verdadero, luego los comités de promoción del voto, los representantes de casilla y toda la logística que ello implica era una tarea de todos los días. Pero nuestro

flamante líder de Morena solo venía de la CDMX los fines de semana a tomarles protesta a los comités que se iban integrando.

Por cierto la militancia nunca entendió el por qué nunca se conformaron los Comités Municipales del partido, ello hubiera ayudado a que el trabajo y las directrices tuvieran una plataforma permanente.


4.- Las ansias de ser Senador, Diputado Federal o ya de perdis Local.

En los corrillos de altos funcionarios de la CDMX se decía que Pablo Amílcar era un dirigente fifi y solo le interesaba obtener un cargo de elección. Y ello era un secreto a voces; así, ya encarrerado en la ola electorera quiso primero ser Senador creyendo que aún podía ser designado desde arriba tal como lo hicieron con el

nada célebre Arturo Martínez Núñez y, a pesar de que no tenía ninguna posibilidad se aferró y se sometió a la encuesta, lo cual le generó una gran frustración al perder. No conforme con ello, dijo que era originario de Zihuatanejo y se fue a someter a la tómbola para diputado federal, pero como esta era “democrática” pues

tampoco quedó. Entonces, la única opción que tenía ya que controlaba al partido era robarse la posición número 3 del listado de plurinominales para el Congreso Local que siempre es destinado a candidatos externos o luchadores sociales.


5.- Su paso por el Congreso Local.

Tal como lo tenía planeado, su estancia en el Congreso iba a ser corta (3 meses) lo suficiente para tomar el control y luego dejar a su escudero Luis Enrique para brincar al encargo que ya le tenían puesto, el de Delegado Federal. Su actuación no pudo ser más que gris, cuatro elementos le caracterizaron: sumisión ante el Gobierno del Estado, control del presupuesto, fraccionamiento de la fracción morenista y la alianza con los diputados de la oposición con Héctor Apreza al frente. Una de sus primeras decisiones fue bajar las prerrogativas, así como la reducción de partidas a los diputados; ello estaba bien pero al final se supo que no hubo transparencia y que los ahorros se los repartieron entre algunos legisladores. A su salida quiso imponer a Luis Enrique en la Jucopo pero la mayoría no se lo permitió, pero aun así quiso seguir mangoneando; de esta

forma, imponía la realización de gastos onerosos como la compra del tablero para el conteo de votos, mismo que costó 10 millones de pesos. 

Y como la Jucopo con Antonio Helguera al frente trataba de ser transparente y se iba deslindando de la alianza con Apreza, pero además pedía la destitución del Secretario de Finanzas del Congreso, Pablo Amílcar lo destituye y en su lugar ponen a Jesús Villanueva, un ferviente miembro del equipo de Héctor Astudillo.

En la situación actual del Congreso, persiste el maiceo, el Gobierno del Estado controla el Congreso, se permitió al PRI crear una mayoría artificial y la fracción morenista se encuentra totalmente dividida.


6.- El flamante Superdelegado.

De acuerdo con la nomenclatura no escrita, los Delegados Federales son los ungidos para escalar a la gubernatura de su estado. Los ponen para que se fogueen, se enlacen con la gente, las estructuras de gobierno en sus tres niveles y conozcan el funcionamiento de los programas de gobierno. Pero nuestro

Superdelegado en cuestión, solo entendió que él iba a ser el próximo Gobernador de Guerrero y punto. Así, de entrada, armó una alianza con el Gobernador Astudillo, el plan era que este terminará su administración con pena y sin gloria, mientras que el candidato en ciernes entraría en caballo de hacienda, no sin antes negociar puestos claves para el gobierno saliente. 

El caso del fertilizante fue muy claro; se consensó a nivel federal que el amañado padrón se depurara en asambleas comunitarias, para ello designaron desde la Sader a Héctor Popoca como Coordinador Estatal del programa. Pero a poco de haber iniciado las asambleas, Pablo Amílcar se hizo eco del descontento del Gobernador, los líderes tradicionales y los Presidentes Municipales priistas que sentían que se les movía drásticamente el tapete dada las denuncias por corrupción que se comenzaron a ventilar en las asambleas allá por la Tierra Caliente y, ni tardo ni perezoso fue capaz de acudir a la CDMX junto con el Gobernador a solicitar al Secretario de la Sader que destituyera a Popoca, lo cual se hizo de inmediato. 

Luego vinieron los conflictos por la pésima operación del programa en 2019 y Amílcar no metía un dedo, era evidente que había entregado el control del programa al gobierno del estado; en la operación 2020 su actuación fue aún mínima y el programa se salvó gracias a la participación activa de los Comisariados Ejidales a quien tanto la Sader, el Superdelegado y el Gobernador menospreciaron.

Los programas para el bienestar están bien definidos, todo se maneja en base de datos, los Servidores de la Nación censan, llegan las tarjetas y solo falta ir monitoreando y hacer las aclaraciones o correcciones necesarias, por ello el Superdelegado tenía mucha cancha para su proyección política, con buen salario,

camioneta de lujo y buenas secretarias, pero ni eso aprovechó porque siempre creyó que su gubernatura ya estaba planchada y bendecida por el dedito flamígero. De lo único que sí se preocupó es de adiestrar y garantizar el control de los Servidores de la Nación para que le realizaran el trabajo sucio de la pre precampaña.


7.- El candidato “ungido”.

Por fin los tiempos se llegaron, al Superdelegado se le cosían las habas a tal grado que llegó varias veces a oídos del Presidente durante las mañaneras, quien tuvo que hablar contra la corrupción electoral y llamar a que los Superdelegados renunciaran a sus cargos, y Amilcar fue el primero en renunciar porque estaba seguro

que la Secretaría de la Función Pública jamás le haría nada. Su campaña la inició varios meses atrás de como lo marca la Ley, teniendo a los Servidores de la Nación como su ejército de promoción. De inmediato a su renuncia aparecieron decenas de promocionales caros en las principales ciudades del estado y, aunque el IEPC ordenó el retiro de éstos, el Tribunal Estatal Electoral integrado por funcionarios del viejo régimen desechó tal

ordenamiento ya que los casi tres millones de pesos que una revista financiaba no trasgredían la Ley; a quien quiere hacer tonto San Amílcar?. 

Por otra parte, ha sido el único precandidato que comenzó a hacer campaña abierta con reuniones, publicaciones en medios y redes sociales, cualquiera sabe que ello es violatorio de la Ley y tiene un alto costo, de donde sale si ya no es funcionario?. Y aun así torpemente le preguntó recientemente al dirigente nacional de Morena: Habrá precampañas?.

Amílcar realiza su campaña aliándose con actores del viejo régimen porque lo que le importa es ganar, de vez en cuando se da un baño de pueblo para el Facebook y como en el 2018, su principal palanca es candidatear a la gente que le será fiel aunque no tenga trayectoria ni garantía de ganar, por ello en la elección pasada

Morena apenas si alcanzó 18 municipios de un total de 80, aunque también y junto con el corrupto de Luis Enrique ya comenzaron a negociar-vender candidaturas, ya sea con efectivo o con vehículos del año como aquel que le dieron en la Costa Grande en el 2018.

El panorama hoy se torna interesante, el semblante de Amílcar ya no es el mismo, de considerarse candidato único, se mira achicado al ver más de una decena de contendientes que le quitarán puntos y ataca a diestra y siniestra al toro sin tuercas a quien en sus mismas encuestas reconoce que va dos puntos abajo, aunque se

sigue haciendo tonto publicando encuestas a modo donde se declara como ganador. Por lo pronto, el Presidente AMLO ha anunciado que no meterá las manos en la elección y por si fuera poco, según el Delegado Especial de Morena, aún no está definido el género para Guerrero. Todo ello pone aún más nervioso al otrora candidato ungido.

Podemos seguir escarbando más para demostrar que Amílcar carece de trayectoria y moral para gobernar Guerrero. En su desesperación ha sido capaz de mentir cuando dice que participó en las elecciones de su padre para diputado y por la presidencia de Alcozauca con el PCM el Prof. Othon Salazar, se le olvidó que tenía apenas 5 años y a díceres de su abuelo, nunca fue un nieto que se acercara a la familia, él era citadino y nació en pañales de seda. 

Y va algo más chusco para quienes no le conocen, ¿acaso no es una contradicción ideológica flagrante el tener como pareja a una panista recalcitrante? Ello habla de su gran capacidad de convencimiento. 

Vaya pues esta aportación desde la verdadera izquierda para entender la trayectoria de un candidato que se quiso colgar de la historia de su familia.

(Artículo elaborado por un colectivo de militantes de la izquierda auténtica, resultó demasiado extenso ya que había que considerar las versiones de todos.)

*Tomado de internet

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