José de la Paz Pérez
En este proceso político, que concluirá en 2021, por primera vez habrá en México un Jefe del Ejecutivo Federal emanado de la izquierda; eso es lo único que hace la diferencia con relación a otros; de ahí en adelante, todo lo demás parece copia al carbón del pasado.
Por un lado, partidos políticos que se creen grandes encabezando alianzas; partidos de los llamados “chicos” que quieren cobijarse en la sombra de otros, y quizá por allí alguno envalentonado que dice estar preparado para ir solo… aunque en ello le vaya la vida… o el registro.
Pero lo más recurrente es la práctica de muchos aspirantes de adelantarse a los tiempos electorales y, por ende, violar las reglas que sancionan esta competencia que nadie respeta: anuncios espectaculares que –juran- no pagaron de su bolsillo, reparto masivo de despensas y otras dádivas (al viejo estilo priísta, tan criticado, pero tan de moda), gastos onerosos en redes sociales, entre otros dispendios.
En el caso de Acapulco son muy visibles los aspirantes, sobre todo quienes buscan abanderar al Partido Movimiento Regeneración Nacional, mejor conocido como Morena, pues andan en franca campaña político electoral. Mucho gasto en construcción de imagen, pero aun así la “caballada está flaca”; no se ve a nadie que destaque.
Entre esta trama política hay un personaje que, si bien no vemos masivamente en medios físicos ni digitales, sí ha estado tejiendo una fina red de simpatizantes que lo conocen desde cuando fue Diputado Federal o Secretario de Seguridad Pública de Guerrero; o que lo conocen como un férreo y efectivo defensor de los derechos de los trabajadores.
Ramón Amonte Borja, ha levantado la mano para buscar, como personaje externo, la candidatura de Morena a la Presidencia Municipal que hoy ostenta Adela Román Ocampo, quien a su vez está en pos de la gubernatura.
Aunque ha estado alejado de los reflectores, Ramón Almonte, no se ha alejado de las bases, de la gente que aspira a un mejor Acapulco, de la gente que tiene la esperanza de un Alcalde que le escuche, que entienda sus necesidades y luche por resolverlas desde un punto de vista realista, sin poses políticas.
¿Por qué sí Ramón Almonte?, parece ser la pregunta que pudiera hacerse la gente que está cansada de los políticos tradicionales, esos que ya están derrochando el dinero bajo la premisa de que una vez llegando al poder, lo van recuperar.
El dinero sirve en una campaña, pero aún no son tiempos de campaña; eso lo ha entendido Almonte Borja, hombre de leyes, que trabaja día a día con ellas, y que está esperando los tiempos, con paciencia, para buscar abiertamente la candidatura.
Él sabe que líder es aquél con su conducta cotidiana logra empatía y confianza con su comunidad y no aquél que con dinero compra la conciencia de personas aprovechándose de su necesidad.
Mientras, la red persona a persona que está tejiendo, está creciendo, está vislumbrando a un fuerte contendiente, echado hacia adelante, con base social, que es finalmente lo que un personaje necesita para obtener una candidatura y, a la postre, los votos para ganar una elección constitucional.
¿Por qué sí Ramón Almonte? Porque tiene capacidad, inteligencia, honestidad y honradez.