Adela: debut y despedida; con más pena que gloria



José de la Paz Pérez


Le cayó la candidatura de Morena prácticamente del cielo; hizo escasa campaña porque –dicen sus allegados- no creía que iba a ganar la elección… y del cielo también le cayó el triunfo… más bien, de la popularidad de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que una vez más encumbró a nuevos políticos, unos con vocación de izquierda, otros de poder y dinero.


Adela Román Ocampo llega al final de una aventura, porque eso fue su gobierno, una aventura y no un compromiso con el pueblo de Acapulco que, bien o mal, la eligió por la inercia de Morena y la marca AMLO.





Reposicionar a Acapulco en el mundo, fue una de sus promesas de aventura, perdón, de campaña.


Pero no, ni posicionó Acapulco, ni le dio un plus; nada qué destacar, durante estos tres años, que no haya sido administrar con las inercias ya establecidas.


Bueno sí, destacaron los escándalos: pleitos con el cabildo, incluidos sus síndicos, e incluso con su suplente; denuncias de corrupción al más alto nivel en donde salieron a relucir sus familiares como operadores de recursos de manera discrecional… ilegal, pues, entre otros.


Últimamente la denuncia del contralor defenestrado estuvo en boca de todos, caso al cual por cierto hay la intención de enterrar en el pasado y sólo se ventiló en medios, más que en las instancias legales correspondientes. ¿Acuerdos en lo oscuro?


La aún alcaldesa cayó en muchos errores que le costaron el descrédito, y a los acapulqueños la decepción: en lugar de concentrarse en hacer el mejor gobierno que haya tenido Acapulco –porque tenía la oportunidad en las manos- se dedicó a pensar en la gubernatura porque sus asesores le comenzaron a llevar el canto de las sirenas hasta sus oídos.


El peor error de un alcalde de Acapulco es creer que sólo por tener esta posición ya está, en automático, en la ruta de ser gobernador, cuando lo que debe hacer es cumplir con la tarea que tiene encomendada; lo demás vendrá por añadidura.


Los problemas de agua potable no mejoraron, empeoraron; el problema de la nómina inflada no se resolvió, empeoró; la corrupción no se atacó, se impulsó.


A escasos días de que concluya este gobierno brotan por doquier los problemas de falta de pago no sólo a proveedores, sino de sueldos a empleados de la administración municipal, en particular del DIF municipal, cuya administración sirvió para que sus titulares fungieran como vice presidentas de Acapulco.


Adela Román anunció que regresará a sus actividades como magistrada, lo que da dos lecturas: la alcaldía fue debut y despedida, a sabiendas de que difícilmente obtendrá otra candidatura de Morena; la otra, que sus colaboradores quedarán a la deriva, los dejará colgados de la brocha porque no hay proyecto, nunca lo hubo, no había plan B en caso de que no cuajara la gubernatura.


Se va Adela: sin gloria, pero sí con muchas penas. La 4T se estancó tres años.


Sus boletines dirán otra cosa, como la unidad que presuntamente tiene con su cabildo al final de su trienio, pero eso es, como todo, cuestión de enfoques.


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