A punto de llegar de visita a la tierra caliente de Guerrero, y de paso por la bella Cuernavaca, quiero hacer algunas acotaciones.
Trabajando en la Reforma Agraria, en la ciudad de México, fui comisionado al estado de Guerrero, para trabajar en el Fideicomiso de Organización y Capacitación Campesina (FOCC), en favor de los campesinos del lugar.
Salimos mi amigo Gilberto Chávez Luna y yo, de Orizaba, Veracruz, como a las 11 de la mañana del día 29 de agosto, del año de 1977; para evitar el pago de las casetas, viajamos por la carretera federal. El viaje fue tranquilo a excepción de que pudimos haber sido arrollados por unos delincuentes que iban huyendo de la policía; lo bueno fue que nos salimos de la carretera para hacer nuestras necesidades fisiológicas y eso nos salvó la vida o era que todavía no nos tocaba.
Como mi amigo y compañero no sabía manejar, yo me fleté todo el tramo, llegamos a Ciudad Altamirano, Guerrero a las 11 de la noche del mismo día; ahí nos estaba esperando el Lic Feliciano Martínez Brugada, quien nos llevó a hospedarnos al hotel, pero nos dijo que tendríamos que ir a la oficina que ocupaba la Promotoría Agraria, en donde se encontraba el dizque Lic Velázquez Carranco, flamante Delegado Agrario en Guerrero.
Qué bueno que lo conocí en su máxima potencia; era un tipo pagado de sí mismo, muy ególatra y creído, simplemente por ser compadre del gobernador de ese entonces, Rubén Figueroa Figueroa. Nomás por lucirse nos tuvo escuchando sus sandeces, hasta la una de la madrugada. Si les contara los malos momentos que me hizo pasar este mal funcionario. No acabaría nunca.
Pues, amigos míos, mi estancia en Ciudad Altamirano, a pesar de todos los malos momentos, fue grata, gracias a los amigos que logré captar en un lapso de 45 años de residir ahí, agobiado por el excesivo calor que hace; por algo se le llama Tierra Caliente.
Pero, de los males, el menos, ahí conocí a la que fue mi esposa, ahí nacieron mis hijas. Aparte de haber trabajado, en mi calidad de maestro, sin serlo, me dediqué a escribir en varios periódicos de la región, en mi sección deportiva y mi columna De Todo un Poco. Por fortuna para mi me fue bien, porque muchos deportistas me dispensaron su amistad, muy valiosa para mí.