*Hombres y mujeres que han vuelto a nacer, con una nueva perspectiva de vida, en donde el alcohol ya no tiene cabida, ahora luchan por ser felices sólo por el día de hoy
José de la Paz Pérez
Hace apenas días, meses o años, habían sido desahuciados por los médicos, la sociedad e incluso por la familia. La muerte era inevitable, el alcoholismo los había vencido.
De pronto estaban en Guadalajara, en un Estadio Jalisco repleto, en donde literalmente no cabía un solo alfiler. ¡Y estaban vivos!
Y no se trataba de un partido de futbol en donde se definiría una final de campeonato; no llegaron estos miles de hombres y mujeres a ratificar su cariño a un equipo de once jugadores que van tras un balón, sino a ratificar su sobriedad y su amor al prójimo que aún sufre en su alcoholismo, y a agradecer por una oportunidad más de vida.
Y ahí, en la pantalla gigante, estaba nada más y nada menos que el canta-autor Napoleón, dedicando a esa multitud la canción “Vive”, que lanzó en 1976, y que hoy es un himno para miles que acuden a eventos multitudinarios como lo fue la Convención Nacional de la Central Mexicana de Alcohólicos Anónimos, celebrada del 3 al 5 de marzo en esa ciudad tapatía.
“¡Abre tus brazos fuertes a la vida, no dejes nada a la deriva!”, era el clímax en que elevaban la fuerza del canto que salía de las gargantas, que entraba por los oídos y llegaba al alma, hasta lo más profundo del ser.
Ese es el nuevo canto, esa es la nueva vida, esa es la nueva realidad que viven aquellos que estaban preparando su tumba, aquellos que un día perdieron la esperanza, y que hoy viven literalmente una nueva existencia, y que acudieron a este encuentro para aprender cómo regresar la dádiva a aquel que aún sufre.
Lo mejor, es que no se trata de utopías ni de buenos deseos. Estos miles de hombres y mujeres reunidos en este lugar son testimonios vivos; no sólo recuperaron sus vidas y mejoraron sustancialmente su salud, sino que rescataron a sus familias que en su momento fueron víctimas de su enfermedad, y mejoraron su relación con el resto de la sociedad que en alguna ocasión los rechazó.
Y ahí estaban, frente a los micrófonos, los testimonios de vida, los testimonios de cómo alguien puede y pudo recuperarse de la enfermedad mortal que es el alcoholismo; ahí estaba el compartimiento del secreto para vivir una vida útil y feliz… feliz y útil.
¿Los milagros existen? Por supuesto. Cada uno de esos miles de almas presentes son un milagro viviente, son hombres y mujeres que fueron arrancadas de los brazos de la muerte y hoy están dando testimonio de que sí hay una solución.
En cada estado, municipio, y casi en cada colonia y comunidad de la República Mexicana, hay un grupo de la Central Mexicana de Alcohólicos Anónimos que no te golpea, no te encierra, no te cobra un solo peso, sino que te da amor, te da sobriedad, una nueva vida y, todo, totalmente gratis.