*Ahora sí que, con todo respeto, como dice el dicho: primero muerta que despeinada *Acicalada, como siempre; con las pestañas correctamente colocadas una por una, el maquillaje perfecto y el carmín de los labios sin borronear, Evelyn Salgado Pineda enfrenta la tragedia.
Marcela de Castro
Acapulco, Guerrero, a 27 de septiembre de 2024.- La atractiva joven que llegó a la gobernatura por un accidente político, demuestra, al frente de los operativos de prevención, vigilancia, auxilio y coordinación, que aprende rápido y que no hay tiempo que perder porque vale oro cuando de salvar vidas se trata.
La gobernadora cumple al pie de la letra su palabra y deja el escritorio para encabezar las faenas en territorio. Así, lo mismo recorre avenidas de alto riesgo, que comunidades peligrosamente afectadas por el huracán que no se conformó con ser tormenta tropical y que tiene el común nombre de John.
Altamente consciente de su imagen personal, cubre su cabeza con una gorra para ocultar la falta de tiempo para el alaciado, y aparece múltiples veces en las fotografías, al frente de militares, líderes comunitarios y funcionarios de los tres órdenes de gobierno para poner ejemplo, no solo de trabajo y acuciosidad, sino también de valentía.
A diferencia de la poca percepción de su presencia en el caos propiciado por el Otis, el monstruo que dejó en ruinas a Acapulco hace ya casi un año, en esta ocasión, Evelyn lo mismo gira instrucciones frente al amenazante oleaje de una playa en Costa Chica, que en montes y laderas que se deslavan, y en riveras de arroyos y de ríos que se desbordan en Acapulco, Chilpancingo o en cualquier municipio de la Costa Chica altamente anegados por la lluvia pertinaz del huracán con categoría 1 que se negaba a desaparecer, después de 5 aciagos días en gran parte del territorio guerrerense.
Sencilla, lo mismo se nos muestra abrazada del presidente de la República, que de una diputada, como la morenista Marisol Bazán, por ejemplo -quien, por cierto, le reconoció públicamente su labor de atención a la contingencia-, o aparece fuertemente apretujada por una humilde vecina de un barrio destruido por el agua.
Su “no están solos” esta vez sí se nota, aun cuando el reto es mayúsculo, ante la fuerza de la naturaleza que no solo se ha cebado en contra de este otrora próspero destino turístico, sino prácticamente en todos los municipios costeros de Guerrero, sin olvidar a muchos de la zona norte y del centro.
Su “no están solos”, alcanzó también el compromiso con nuestros hermanos más pobres, los de la Montaña, hasta donde, la gobernadora, anunció su presencia para observar personalmente el tamaño de la tragedia en esa zona, históricamente olvidada.
Al final, cuando salga el sol y se haga el completo recuento de los daños, que, seguramente serán muchos, y varios inconmensurables -como la pérdida de vidas humanas-, nadie podrá decir que la gobernadora no cumplió con su papel; nadie podrá criticar por el tiempo que se da para aparecer en la foto perfectamente maquillada, a pesar del agua, del viento, del peligro y el cansancio que significa la tarea de salvaguardar miles de vidas tanto de noche como de día.
En Guerrero, a Evelyn Salgado Pineda, ni el diluvio la detuvo.