El PRD: Un cascarón que busca su esencia entre las ruinas de sus alianzas con la derecha


José de la Paz Pérez

*Anuncian con bombo y platillo la asunción de Evodio Velázquez a la dirigencia estatal de lo que queda del partido que un día fue ejemplo de verdadera lucha de izquierda, realidad que sus dirigentes cambiaron por unos pesos

Chilpancingo, 13 de febrero de 2025.- En un acto que bien podría ser catalogado como el último suspiro de un partido en busca de su alma perdida, Jesús Evodio Velázquez Aguirre, exalcalde de Acapulco y ex candidato a la gubernatura de Guerrero, asumió este jueves la dirigencia estatal del PRD en Guerrero.

 La designación, que aún debe ser validada por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), es el resultado de un acuerdo entre líderes del partido que, al parecer, aún creen que el PRD tiene algo que rescatar.

Velázquez Aguirre, quien ahora fungirá como coordinador general de Gobierno y Asuntos Legales, llegó con un discurso que podría sonar esperanzador si no fuera porque proviene de un partido que lleva años siendo un cascarón vacío. 

En su primer mensaje como dirigente, llamó a la militancia a “recuperar la esencia del PRD como partido de izquierda” y a “deslindarse de las alianzas con partidos de derecha”. La ironía, por supuesto, es que el PRD lleva años siendo el mejor aliado de la derecha, diluyendo su supuesta esencia en cada coalición con el PAN y el PRI.

“Es momento de reconocer errores y recuperar nuestro lugar como un movimiento de lucha por la justicia y la igualdad”, declaró Velázquez Aguirre, sin mencionar que esos errores incluyen haber convertido al PRD en un apéndice de los intereses conservadores. 

¿Recuperar su lugar? ¿Qué lugar? ¿El de un partido que ya nadie sabe si es de izquierda, de centro o simplemente un club de exiliados políticos?

La nueva estructura del Comité Estatal del PRD, dividida en coordinaciones, parece más un intento desesperado por darle un aire de renovación a un partido que lleva años en terapia intensiva. 

Celestino Cesáreo Guzmán estará a cargo de Organización y Estrategia Electoral, Eliazar Sierra Oropeza dirigirá Comunicación y Formación Política, y Erika Alcaraz Sosa será responsable de Derechos Humanos y Grupos Vulnerables. 

Un equipo que, en papel, suena bien, pero que difícilmente podrá resucitar a un partido que ya ha sido declarado clínicamente muerto por buena parte de la ciudadanía.

Durante la reunión, también se tomó protesta a los nuevos Consejeros Estatales y a la Mesa Directiva del partido, integrada por Mario Ruiz Valencia como presidente, la diputada Erika Isabel Guillén Román como vicepresidenta, la exdiputada Jennifer García Lucena como secretaria y el exdiputado Bernardo Ortega como vocal. 

Un grupo de personajes que, seguramente, trabajará incansablemente para mantener viva la llama de un partido que ya no sabe ni qué rumbo tomar.

Velázquez Aguirre anunció que el PRD iniciará una gira por los municipios del estado para “fortalecer su estructura y dialogar con diversos sectores sociales”. Una gira que, probablemente, se parecerá más a un tour de despedida que a una verdadera campaña de reconstrucción. 

¿A quién pretenden convencer? ¿A los mismos ciudadanos que los vieron aliarse con la derecha una y otra vez?

El PRD, otrora un referente de la izquierda en México, hoy es poco más que un cascarón vacío, un partido que perdió su rumbo en el laberinto de las alianzas con la derecha. 

Su intento por recuperar su esencia suena más a un último esfuerzo por justificar su existencia y lograr un mjugoso presupuesto, que a un verdadero proyecto político. 

Mientras tanto, la ciudadanía sigue esperando una izquierda coherente y comprometida, algo que, al menos por ahora, el PRD parece incapaz de ofrecer.

Así que, mientras Velázquez Aguirre y su equipo recorren Guerrero en busca de una esencia perdida, el resto de nosotros podemos seguir preguntándonos: ¿Qué queda realmente del PRD? La respuesta, tristemente, parece ser: muy poco... o nada.

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